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Los pobladores de cuatro comunidades surandinas se harán cargo de reconstruir el puente elaborado de paja trenzada que se derrumbó tras las intensas lluvias.

Los pobladores de cuatro comunidades surandinas se harán cargo de la reconstrucción del último puente colgante inca, elaborado de paja trenzada y ubicado al sur de Perú, después que las intensas lluvias de la temporada provocaron su derrumbe.

El puente Qeswachaka, levantado sobre el río Apurímac en la región Cusco, es una herencia cultural para las comunidades indígenas de Chaupibanda, Choccayhua, Huinchiri y Ccollana Quehue, pues cada año organizaban una fiesta de tres días para renovar las sogas que lo sostenían.

Ese evento comunitario fue declarado patrimonio cultural de la nación en 2009 y patrimonio cultural inmaterial de la humanidad en 2013.

PANDEMIA IMPIDIÓ MANTENIMIENTO

Debido a las restricciones de movilidad por la pandemia, las comunidades no pudieron realizar el cambio de sogas el año pasado y aparentemente se deterioraron con las lluvias y causaron el derrumbe de la estructura.

El alcalde del distrito de Quehue, Mario Tacuma, anunció que los pobladores de las cuatro comunidades de esta localidad acudirán a lo alto del desfiladero de Quehue para reconstruir el puente a partir del 15 de abril próximo.

«Nos sentimos preocupados porque el puente es la única herencia que nos han dejado nuestros ancestros y lo vamos a hacer con nuestro propio peculio (dinero)», dijo Tacuma a medios locales.

La autoridad visitó la ciudad del Cusco para informar a la Dirección Regional de Cultura sobre la caída del puente y recibió el ofrecimiento de un incentivo para su reconstrucción por parte de la Gerencia Regional de Comercio Exterior y Turismo, indicó la agencia estatal Andina.

EN LA RUTA DEL CAMINO INCA

Cada año, las comunidades asentadas a ambas orillas del río Apurímac se reunían durante tres días en el mes de junio para cambiar las sogas del puente Qeswachaka, que las mujeres habían tejido con paja o ichu.

Este puente colgante pertenecía a las antiguas rutas del Qapaq Ñan o Camino Inca y el motivo de su construcción en paja, en lo alto de un desfiladero del distrito de Quehue, responde aparentemente a la necesidad de contrarrestar los sismos, que son recurrentes en el sur peruano.

Sin embargo, por su fragilidad, sólo lo podían cruzar cuatro personas a la vez y en la ceremonia de renovación del puente participaban exclusivamente hombres, que se encomendaban a los dioses del Ande antes de empezar a cambiar cada una de sus piezas sin desmontarlo completamente.

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