El proyecto empezó como un pequeño jardín familiar y ahora se ha convertido en uno de los atractivos turísticos del país.
Lo que en un inicio fue un pequeño jardín familiar se convirtió en «El Campo de las Mil Flores», un colorido vivero ubicado a más de 900 metros de altitud que atrae a enamorados, amantes de la naturaleza y los que huyen del sofocante calor del verano nicaragüense.
Otros lo visitan por salir de la rutina, por turismo interno o por tener recuerdos fotográficos de un campo de hortensias, una planta única que solo florece en sitios templados con sus colores camaleónicos: desde el azul pálido hasta el amarillo, pasando por el blanco, fucsia, lila, rosa pastel, rojo, verde y violeta, entre otros.
«El Campo de las Mil Flores» ha tomado auge en El Crucero, un municipio a 945 metros de altitud sobre el nivel del mar, lo apuesto a la calurosa Managua, a 26 kilómetros de distancia, tragada por el tráfico y las construcciones en detrimento de los árboles.
Situada en esa pequeña ciudad en las laderas de las sierras de Managua, «El Campo de las Mil Flores» -como se le ha bautizado en Nicaragua al vivero de la flor hortensia (Hydrangea)- se ha convertido en la nueva atracción turística de la zona, cada día más popular por su plantío de flores nativas.
El campo, de un poco más de 0,704 hectáreas de extensión, es un vivero que nació como un proyecto familiar con el fin único de surtir a las floristerías locales, y el poder de las redes sociales le ha dado la popularidad.
El campo extenso, colorido y natural, llamó la atención de los transeúntes y poco a poco fue atrayendo a más personas y ahora es visitado por cientos que escapan del bochorno y la rutina citadina.
Con información de EFE